jueves, marzo 27, 2008

Gollum contra Smeagol

Así podría describirse la batalla de mi cerebro en las noches de ralladas blancas…

El Gollum emocional que desea dejarse llevar frente al Smeagol racional que se empeña en ser precavido.

Uno quiere sentir, disfrutar, soñar, reír.

Otro analiza, duda, recuerda, llora.

Y otra noche más, en “tablas” a la llegada del alba…

martes, marzo 04, 2008

Hacer el amor con dios...

Quizás a más de uno puede que le choque el título de la entrada, incluso que alguno se escandalice… pero si tenéis la paciencia de seguir leyendo entenderéis el porqué de ello. (Y pido disculpas de antemano si alguien puede sentirse molesto, pero no es mi intención entrar a valorar las creencias de nadie, sino simplemente exponer mi pensamiento)

Hacer el amor con dios…” pues sí.

Para empezar debo aclarar que mi idea de dios es bastante personal: no es el señor de barbas blancas sentado en su trono de las nubes, ni el hijo revolucionario del amor, ni tampoco el Alá del Corán, ni Buda, ni Ra, ni Zeus, ni ningún otro que aparezca en el panteón celestial. Y lo son todos.
Como ya escribí anteriormente, creo que cada uno de ellos son lo mismo, la concreción de la idea que los humanos tenemos de aquello que no alcanzamos a comprender: el miedo a lo desconocido, la necesidad de sentirnos parte de algo, el “parche” a la soledad en la que nacemos y morimos, el deseo de permanencia más allá de lo corporal…

Yo comprendo a dios como algo que no es exterior o ajeno a nosotros mismos, sino algo que está dentro, que forma parte nuestra, como lo forman los pensamientos, los sentimientos, las emociones y todo aquello que nos individualiza haciéndonos “seres humanos”.

Y es en este sentido que entiendo la frase del título: para mí creer/amar/adorar a dios es sencillamente creer en la vida, amar de todas las maneras, adorar la belleza que nos rodea. Es disfrutar con los sentidos de cada instante, bueno o malo; es ser consciente del valor de cada ser, cada objeto, cada palabra, cada gesto; es buscar la respuesta a tus dudas; es compartir incluso aquello que no se tiene o no se quiere; es atesorar lo que te hace feliz y soltar el lastre de las penas que te impiden avanzar; es, en definitiva, “hacer gala” de todo lo que nos ha sido dado de la única y la mejor manera posible: utilizándolo.

Y sí, hago el amor con dios cada vez que tengo sexo y entrego y recibo placer con otro ser humano. Y me río con dios cuando algo me hace reír a carcajadas. Y lloro con dios cuando sufro. Y veo a dios cuando admiro la naturaleza y el mágico misterio del universo. Y toco a dios cuando abrazo y me abrazan. Y saboreo a dios en cada café. Y escucho a dios en la voz de las personas a las que quiero. Y amo a dios de mil formas diferentes, tantas como muestras de amor existen.

Y siento a dios especialmente cuando dejo de pensar en él y me dedico a llevarlo conmigo…