domingo, octubre 21, 2007

Encantado y feliz como una lombriz...

Hoy es una noche de pena.
Juan Antonio Cebrián, director y presentador de la Rosa de los Vientos, ha fallecido de repente con tan solo 41 años y dejando a una viuda y un pequeño de apenas tres o cuatro añitos...
El anuncio de su fallecimiento nos ha pillado a todos los que lo seguiamos esperando uno más de sus programas, como si de una broma cruel se tratase. Para todos los oyentes de la Rosa y los compañeros del mundillo del misterio y el periodismo ha sido una inesperada y tristisima noticia...
La Rosa la hacian todos, pero Cebri era el alma, el nexo de unión, como la gallinita que recoge bajo su ala a todos los polluelos. Logró con su carisma que toda una legión de seguidores se levantaran en "armas" contra la desaparición del programa y nos mantuvo unidos más allá de las ondas...
Un hombre sin duda trabajador, con un maravilloso sentido del humor y una capacidad sorprendente de comunicación. Un hombre que supo hacerse respetar y ganarse un lugar en el siempre comprometido mundo de las audiencias: no contaba el numero, si no la calidad de la "familia" que él mimaba, consentía y ,a veces, también regañaba.
Nunca olvidare la vez que tuve la suerte de asistir a la presentación de uno de sus libros: Cebrian comenzó a contarnos el libro como si de un pasaje de la historia se tratase y toda la sala enmudeció para escuchar ensimismada como nos desgranaba el argumento y conseguia atraparnos...
Yo, que se lo dificil que es captar y mantener una audiencia siempre lo admiraré por eso; tenía el "don" :)
Estoy segura de que un día futuro su hijo podrá escuchar y leer el trabajo de su padre y sentirse orgulloso. Como creo que nos sentimos orgullosos, y muy tristes hoy, quienes hemos tenido la suerte de seguir su trayectoria. Dicen que se puede ver la clase de persona que uno fue mirando el numero de quienes te lloran, y esta noche os puedo decir que ha habido muchos "mejillones" llorando...
Descansa en paz Cebri y gracias por regalarnos el placer de saborear la Historia, tu ya formas parte de la nuestra...

viernes, octubre 12, 2007

"Tierra a la vista" gritó el vigia...

No creo en banderas,
prefiero luchar por la madre tierra,
por la humanidad.



Día de la Hispanidad. ¿Qué se supone que debemos celebrar? ¿Qué nos parieron en un determinado territorio? ¿Qué hablamos una lengua determinada? ¿Qué tenemos una historia llena de luces y sombras? ¿Qué fuimos en un pasado “gloriosos conquistadores” de una tierra que aún nos mira con rencor? ¿Qué compartimos nacionalidad con tres pueblos que no se reconocen en nuestra nación?

Y mañana volveremos a picarnos, a discutir sobre quien es mejor, quien tiene más, quien es más genuino; seguiremos tirándonos a la cara los topicazos sobre cada región o país “hispano”, peleando por saber quien se lleva los presupuestos, el ave, los archivos históricos o la palmadita en la espalda…

¿Una raya imaginaria pintada en un mapa te dice de quien debes sentirte más cercano?
No creo que sean las fronteras las que hacen que uno se sienta de un sitio o de otro; Es el vivir en la tierra, conocer sus tradiciones, sus gentes, sus paisajes, sus olores y sabores… mamar con los cinco sentidos cada gota de vida, cada segundo de aire, lo que te hace aferrarte y encariñarte con el lugar en el que naciste.

Si ser española es extrañar en la lejanía a tu familia, amigos, ambientes y recuerdos; si es aceptar y respetar la memoria de tus antepasados; si es venerar el suelo que te da de comer; si es estar orgullosa de la tradición que has recibido; si es valorar la educación que se te ha ofrecido… Entonces lo soy.

Pero me niego a ser una española que reniega de cualquiera que no lo sea; me niego a ser una española que antepone los símbolos a las personas; me niego a ser una española que se sienta orgullosa de los errores del pasado; me niego a ser una española que use su lengua o su aspecto como instrumento de discriminación; me niego a ser una española que atesore las huellas de su pasado como armas de supremacía…

Me niego, en definitiva, a ser española por encima del resto de la humanidad.

Y lo soy por el amor a mis abuelos y a la tierra regada con su sudor, su llanto y su sangre.

Os deseo un feliz día a todos (hispanos o no; os llaméis Pilar o cimiento)