
A un lado, el precipicio: el salto al vacío, al desaliento, a la promesa de un descanso que no es calma, sino rendición.
Al otro, la montaña: imponente, arriesgada, retadora, provocando a mirar la luna desde la cima.
No hay salidas; hay una elección.
Al otro, la montaña: imponente, arriesgada, retadora, provocando a mirar la luna desde la cima.
No hay salidas; hay una elección.
Pero yo no necesito elegir, porque nunca he dejado de contemplar una sola opción.
Y no hace falta que diga cuál… :)
4 comentarios:
holillas!!
Precipicio...
Montaña...
Uno mismo...
poder decidir es lo mejor en cada situación, ser capaz de hacerlo es lo realmente complicado ¿no? Estar en el ángulo muerto ( como dice lapido) el sitio perfecto, nadie te ve...
La montaña se consigue sudbir siempre, desde alli el precipicio toma otra visión.
Besitos astrales!!
Pues nada, te espero arriba y me cuentas algo más sobre esta reflexión.
Un beso
Octavio
pues no se ya que estas podias decir cual es tu eleccion...
lo bueno de un precipicio es que con un paracaidas se arregla todo, y la montana es cuestion de piernas (y corazon)
con lo cual la pregunta es que narices haces despues... elegir
siempre se puede "elegir"
nencora
Bueno, otra forma de verlo es que tal vez sea la montaña la que se agarra y no la que es agarrada, viendolo así ¿a que las cosas cambian un poco?
ABrazos
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