En las marismas de los
sueños,
ciénagas putrefactas
donde el tiempo no existe
y el espacio se ahoga en
silencio.
En el desierto del dolor,
bajo un sol, juez
implacable,
que condena y castiga
las inocentes arenas de la
pena.
En las profundas selvas de
la mente,
oscuridades vírgenes
donde marañas de
pensamientos
atenazan las raíces de la
razón.
En la isla de la
percepción,
sin barco a la vista ni
mensaje en botella
que rompa la inmutable
rutina
de un horizonte circular.
En la jungla de la
comunicación,
con lianas de palabras y
sentencias
que escupen sin medida
las lenguas audaces.
En las montañas de la
emoción,
gigantes de blancas sienes
custodios de valles
preñados
con ríos de sentimientos.
En las fosas abisales del
fracaso,
morada de monstruos
pretéritos
pobladores de pesadillas
presentes y por venir.
En los campos del
esfuerzo,
sembrados con la semilla
agridulce
promesa de una cosecha
prolífica y reconfortante.
En la playa del placer,
los desnudos cuerpos
bañados por el azul
transparente
de unas cálidas aguas.
En los caminos de la
incertidumbre,
encrucijadas
desconcertantes
con señales de ansiedades
que no conducen a destino
alguno.
En el bosque del deseo,
donde las ilusiones
escapan
como mariposas fugaces
de una primavera por
llegar.
Por tierra, mar y aire;
en todas y ninguna parte;
la he buscado,
infatigable,
pero nunca está…
1 comentario:
Leo. Con ojos que olvidaron como llorar, pero que reciben luz del alma que porta universos en sus manos y sentimientos puros en sus palabras... Desde la vitrina...
Leo y siento.
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