lunes, marzo 19, 2007

Mirando al frente

"El recuerdo es el único paraíso
del que el hombre
nunca podrá ser expulsado"


Apuesto que habéis visto muchas veces la típica escena de humor en la que alguien se estampa contra una farola por caminar mirando hacia atrás. ¿Os ha pasado alguna vez?

A mi sí (si ya sé... reíd, reíd) No me acuerdo exactamente de que fue lo que retuvo mi mirada tan interesadamente, pero si que el instinto, la visión periférica o la casualidad me hicieron volver la cabeza un segundo antes de besar la farolita, lo suficiente para darte cuenta de lo que pasa pero no para impedirlo; y tan nítida como en aquel momento la sensación de ridículo y vergüenza que te invade. Miras hacia todos los lados para comprobar quien te ha visto, y sigues camino disimulando, no sin soltar uno o dos tacos entre gruñidos.

Estaréis pensando que a quien se le ocurre ser tan tonto ¿no? Pues, se nos ocurre a todos, porque todos tenemos en nuestro ayer algo de lo que no nos hubiésemos querido desprender: un ser querido que murió, un amor roto, una amistad perdida, un lugar abandonado...
Y cuando nos acontece, a menudo, caminamos mirando hacia atrás en el vano intento de que aferrándonos al recuerdo será como si no hubiera pasado nunca. Y lo que sucede es que al caminar con la mirada vuelta, vamos pasando por alto lo que tenemos delante, para verlo tan solo cuando ya lo hemos dejado a nuestras espaldas y hemos perdido la ocasión de cogerlo.

Es hermoso y necesario guardar los recuerdos en la caja de nuestra memoria, pero por difícil y complicado que parezca debemos seguir adelante, para poder poner nuevas fotos en nuestro álbum; de lo contrario, algún día al final del viaje, cuando nos sentemos a contemplar las imágenes de nuestra vida, nos daremos cuenta, sin remedio, que dejamos demasiadas paginas sin rellenar, y que sólo nos queda una vieja fotografía, amarillenta, ajada y descolorida por las lágrimas que vertimos sobre ella al comprender que aunque nos duela, lo perdido, perdido está.

No conviertas tu paraíso en una jaula dorada que te impida volar en libertad...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

La finitud da valor a las cosas de alguna manera, incluso a la propia existencia. ¿Podemos imaginar lo terrible del infinito? De acuerdo contigo y como dijo alguien...si lloramos por haber perdido el Sol las lágrimas nos impedirán contemplar las demás estrellas...

ubiquitina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ubiquitina dijo...

Gracias mallorea :*

Anónimo dijo...

Una farola, un semaforo, una marquesina de autobus....., y la caida al suelo tras el golpe es lo mas ....

Pero ¿sabes? a pesar del dolor del golpe, ya te empiezas areir en el suelo.

Y ese mundo de recuerdos, es nuestro unico tesoro, al que nadie salvo nosotros tenemos acceso, nadie más.

Y el recuerdo es muchas veces el alimento de nuestro camino.

Besos

Octavio

Tonio - carteiro dijo...

no recuerdo la frase exacta, pero haré una aproximación: el pasado se ha ido, el futuro no ha llegado y esta es la razón de que el presente se nos escape. Dicho de otra manera, quisiéramos arreglar tantas cosas que acabamos estropeándolas aún más. Seguro que más de una vez has oído aquello de "la vergüenza de confesar el primer error hace cometer muchos otros"; siempre pensé que se refería a callarse el error, y que esto desencadenaba un efecto dominó de sucesivos errores. Hay otra forma de explicarlo: querer quitarle importancia, disimularlo, decir "me equivoqué" sin decirlo, teniendo que explicar al final muchas más cosas que al principio (hay montones de películas con situaciones paródicas de esto que cuento). Así pues, riámonos de nuestros errores, no somos perfectos y de ellos siempre podemos aprender, nadie nos los va a quitar y no pagan impuestos (generalmente jajajajajaja)

Anónimo dijo...

El recuerdo, tambien puede ser el peor infierno.

Anónimo dijo...

Valla, a mi esto me ha hecho pensar en una frase que comprendí a muy temprana edad: "Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes".

Muchas personas viven en otro tiempo porque piensan que lo pasado se ha ido y el futuro puede traerles algo mejor.

Un saludo =)*

lughaid dijo...

Simbad mató el candil, se metió en el lecho y buscó en sus memorias un viaje para adormecer con él, y gustaba de buscarlos muy largos y detallados, y no sabía dejar cabo suelto desde que salía al patio de casa haciendo visera con la mano, por ver cómo se levantara el mar aquella mañana, y que el viento lo peinaba, y por veces tenía que pararse, que no ajustaban en el cuento unos compañeros o una despedida, o de qué parte anclaría la nave, o un fardo estaba puesto en cubierta que no dejaba pasar cómodo a proa, y estaba media hora maquinando en aquel tropiezo o en otros, y cuando lo burlaba, entonces la nave y su sueño encontraban franca vía, y adormecía en un repente, quietecito y roncador, y si soñaba, lo que no acostumbraba, le subían los sueños en palabras a los labios, a pasearse.
Si pudiésemos verlas, de seguro que eran palabras de colores muy vestidas, espuma de la memoria que Simbad gastaba cada día, nueva y eterna espuma del mar mayor, estrellada en ondas relucientes por los vientos amigos que pasan cantando.