jueves, septiembre 11, 2008

La niña que fui...

Era una cocina enorme… o al menos a mí así me lo parecía.

Las baldosas de ladrillo rojo; la chimenea al fondo, siempre encendida; el agua fresca en las tinajas; leche de cabra, recién ordeñada;

Y mi abuelo, sentado frente al fuego con la mirada fija, perdido en sus pensamientos...
Recuerdo el columpio: una cuerda colgando de una rama del Eucalipto, junto al gallinero. El corral trasero, con el viejo carro. El huerto al lado de la charca. Los viajes a la fuente a lomos de la burra. Los ladridos de la “Pola” a nuestra llegada.




Ha pasado una eternidad. O tan sólo un suspiro.

4 comentarios:

Trinity dijo...

Qué bonita evocación de la infancia, en ese mundo rural, rodeado de naturaleza, con la figura de tu abuelo presente :)

Besos

María José dijo...

Bonita evocación si querida Paky, pero acuérdate de vivir el Aquí y el Ahora, porque es tu presente, el que no puedes dejar escapar pues es tu realidad.Necesito que sigas escribiendo, quiero que sigas escribiendo,tu alma te lo pide, te lo grita.
Nadie será capaz jamás ni con la más ruin de las traiciones, ni el que juega con tus sentimientos, nunca, insisto seran capaces de apagar tu Luz. Deja que brille tu Luz nena...Deja que la sigamos viendo.
Te quiere, en esta inmensidad:
María José

Mallorea dijo...

Gracias :) Puedes estar segura de que no dejaré de escribir, ni de vivir mi presente...
Las traiciones, las caidas, los obstaculos... todo es parte del camino, como lo son la bendicion de encontrar amigos o la satisfaccion de tener la conciencia limpia :)
Mi "luz" seguira la estela de cierta via lactea,no lo dudes...
Besos.

Miguelín dijo...

Holaaa¡¡

Que gratificante poder leer algo tan íntimo, pero redactado por otra persona...La verdad es que el vivir el día a día, cargado de preocupaciones que a la larga tampoco son tanto, te impide tener un momento de recogimiento individual y poder hacer memoria de cosas tan bonitas...

Un besín,