sábado, junio 24, 2006

Más allá...


Hay un proverbio que dice “Si un problema tiene solución, porqué preocuparse; y si no la tiene, para qué preocuparse”. Con lo del “más allá” pasa lo mismo: si existe algo después de la muerte lo sabremos cuando pasemos, si no lo hay no habrá nada que saber...

Todos los seres humanos se han hecho, al menos una vez en la vida, esta pregunta ¿Hay vida después de morir?.
Yo me lo he preguntado, muchas veces, y pese a que el resultado final de mis reflexiones ha ido variando al hilo de mis convicciones, confieso que la balanza de la respuesta se inclina hacia el no. ¿Porqué? Por una “tonta” razón: si yo me muriese y encontrase algo al otro lado me daría de leches por volver a contarlo... Conociendo al resto de mi especie, creo que cualquiera haría lo mismo, y sin embargo no he conocido aún a nadie que lo haya hecho.

Y me diréis, eso no se sabe, existen las psicofonías, los polstergeist, los fantasmas, y todas esas manifestaciones paranormales susceptibles de ser tomadas como mensajes de los muertos. El problema es que nada nos demuestra que lo sean. Habéis escuchado alguna vez algo del tipo “hola, soy M.F.G., con DNI número tal; fallecí en accidente el día tal, y he vuelto para contar lo que hay después” ¿? Yo, desde luego, no, y me parece que un testimonio así no pasaría desapercibido. Claro que también podría ser que “algo” impidiese volver, lo cual nos llevaría a la otra Gran Pregunta, que dejaremos para otro día...

Volviendo a la cuestión inicial, existe una segunda posibilidad: la de que perdamos el “equipaje” al pasar al otro lado. Pero si dejamos atrás la conciencia de ser, los recuerdos, las vivencias... ¿qué queda del ser que fuimos? ¿No es, acaso, todo eso lo que nos conforma como únicos, lo que individualiza nuestra alma, espíritu, esencia o como queráis llamarlo? ¿No deberíamos rebautizar en este caso el más allá como “nuevo allá”? Con lo cual, la respuesta sigue siendo NO: no hay vida después de, sino otra vida, diferente, distinta y sin ningún puente o nexo de conexión con la anterior.

En cualquier caso, mientras no encontremos pruebas claras y contundentes, me temo que estamos condenados a naufragar en un océano de dudas, rodeados de espejismos de barcos que vienen a salvarnos, y sin otra opción que esperar a alcanzar la orilla para explorar la nueva tierra.

Yo sé que seguiré haciéndome la misma pregunta, y que muchos más se la harán... Pero, aunque mi curiosidad es grande, mi paciencia es casi infinita, y ¿sabéis qué? No tengo ninguna prisa por averiguar la respuesta...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena reflexión. Totalmente deacuerdo. A veces, al examinar esas supuestas pruebas de lo sobrenatural que nos ofrecen, generosamente, los creyentes, uno recueda las palabras de Freud al decir que no es cierto que Dios hiciese al hombre, sino que le hombre hizo a Dios a nuestra imagen y semejanza. Y la verdad es que a veces tambien nos empeñamos en imaginar un más alla, a nuestra imagen y semajanza. Como dijo mi amiga "darwels", mas que un más alla, es un nuevo alla... :-)

]MAN[