miércoles, mayo 21, 2008

Et c'est la vie

Nunca me gustaron las despedidas.
He pasado mi vida viendo como se marchaban los seres que he querido y, tonta de mí, no he aprendido a decir adiós… Permanezco varada en la orilla, con el corazón a medio latir y la mirada perdida en el horizonte hasta que los veo desaparecer.

Hoy debo arrancar de nuevo a caminar.
Con el equipaje cargado de recuerdos dulces y amargos, sueños cumplidos e ilusiones rotas; pero con espacio suficiente para que quepa lo que ha de llegar, por que en mi interior, como en el fondo de la mítica caja, la esperanza escondida me dice que algo vendrá.

Y porque sé que aún queda mucho, mucho más, que dar en mí.

3 comentarios:

ARD dijo...

Saludos

Yo he llegado a la conclusión de que hay muchas cajas y no en todas está la esperanza, será cuestión de sacudirlas fuerte y si no cae nada mas que lo que ya ha salido, noqueda otra que abrir otra caja o no abrirlas, eso siempre es decisión decada uno.

Un abrazo.

Jose Antonio dijo...

Un saludo y C'est la vie, no hay quien cambie eso.

Nos leemos.

Saludos.

Anónimo dijo...

No es la oscuridad la que mata a la luz, es la luz la que acaba con la oscuridad. Y tú eres la luz. Como luz tienes el poder de ignorar, anular lo oscuro, que no tendrá nunca, ni la merecerá, dignidad de luz.