lunes, mayo 22, 2006

Eternidad

Vampiros, magos, personajes como Drácula o el Conde Saint-Germain nos fascinan por lo que representan: los mitos de la inmortalidad y la eterna juventud.

Yo también, como supongo que todos, he soñado con vivir para siempre. Y lo realmente curioso es que existe una época en la cual crees que eso es posible; una época en la que los accidentes, la enfermedad, la fatalidad le sucede sólo a los demás, nunca a ti. Pero un día llega La Muerte y, plaff , te despierta de una bofetada.
Y es entonces cuando aprendes lo frágil, lo insignificante que eres...

A doscientos metros de mi casa hay una cueva con más de veinte mil años; en la parte antigua de mi ciudad, las piedras llevan ocho siglos mirando pasar las generaciones; y yo me consideraré afortunada si llego un día a cumplir los ochenta años. Somos un segundo apenas en la hora de la Tierra y –oh, vanidad- nos atrevemos a llamarnos sus dueños!

Sé que la cueva que me ha visto jugar de niña ante su entrada seguirá ahí cuando yo ya no esté, y apuesto a que las piedras medievales me sobrevivirán también.
Sólo hay una cosa de mi capaz de resistir, como ellas, las arenas del Tiempo: el recuerdo que deje cuando me haya ido.
Y si el recuerdo es lo único que queda, ¿no creéis que merece el esfuerzo, mientras podamos, vivir de forma que hagamos ese recuerdo imperecedero? Pensad en aquellos –de los que ya no están- que recordáis y las razones por qué os acordáis y tal vez obtengáis pistas para comprender donde se esconde la verdadera inmortalidad.No es necesario ser un mago, ni un alquimista, ni un vampiro: basta con que hagamos de nuestra vida algo digno de vivir para siempre en el corazón de quienes nos hemos cruzado por el camino.
Y cuando aquellos que nos recuerdan desaparezcan, serán recordados a su vez. Por los siglos de los siglos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las arenas del tiempo.... como un reloj de arena con sentimientos en vez de pequeños granos de sílice...que siempre permanecen...lo demás .... se va con el viento.

UN beso

Octavio