martes, julio 11, 2006

Yo os declaro...

La visita del señor jefe de estado del Vaticano y la reunión del llamado foro de la familia me ha hecho estos días pararme a pensar.

¿Qué se supone que debe ser una “familia”? Un matrimonio católico, respetuoso de los mandamientos, bien avenido y con unos cuantos hijos educados, formales y guapos…
Estooooo… vale. ¿Y el resto?

Se debe creer el señor Benedicto que es cuestión de pasarse el domingo por la iglesia y elegir, entre los jóvenes parroquianos, al de mejor buen ver. ¿No?
Pues me da que no es tan sencillo…

Para empezar, un@ no suele elegir a quien quiere. Te topas con alguien, te gusta, le vas conociendo y cada vez te va gustando más; Un día te sorprendes pensando “a X le gustaría esto”, “si X estuviese aquí “, “voy a llamar a X para contárselo”… Y ya la “has cagado”: estás enamorad@.

Ahora viene la segunda fase. ¿Qué hacer? ¿Le sueltas a bocajarro que estas coladit@ por sus huesos? ¿Le envías pistas sutiles para que las capte? ¿Esperas que sea el otr@ quien de el primer paso?

Podéis pensar que de una u otra forma el desenlace será el mismo: si te corresponde, todos felices y a comer perdices; y si no, unas cuantas lágrimas, un periodo de luto y a otra cosa mariposa.
¡Error! Ese es, digamos, el desenlace ligth del asunto, pero fuera de la tierra de Oz de los señores de bandera amarilla la realidad es algo más complicada.

Puede que el amor de tu vida este a miles de kilómetros; puede que este comprometido; puede que sea de tu mismo sexo, o de distinta religión; puede que comparta su cariño con otros corazones; puede que las circunstancias le impidan estar contigo; puede… puede… puede…

Y cualquiera de esos puede transforma la familia “perfecta” en una familia “distinta” sin que deje por ello de ser familia. ¿Es que amas más o mejor por ponerte un vestido blanco o firmar un papel?

Luego viene la cuestión de los hijos.

¿Qué ocurre si una pareja no puede tenerlos? Si la procreación es el fin del matrimonio, ¿tendrán que dormir para los restos en camas separadas? ¿Les redimirá la fe en la esperanza del milagro del pecado de la fornicación?
¿Y los hijos adoptados? ¿Serán hijos de “segunda mano”?
O al contrario, una pareja que acierte a la primera: ¿Os imagináis a la “gran familia” en un piso de 30m cuadrados?

No sé que pensareis vosotros, pero entre los “flanders” y los “simpsons” yo me quedo con los últimos.

Hágame y hágase un favor “Paparazti”: abra los ojos y los oídos y, si lo tiene, también el corazón: la verdadera familia es la familia en la que existe el amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanta razón tienes :)

Aquí un excomulgado con familia por que la mujer es de otra religión :)

besossssssssss